“Soportándose unos a otros, y perdonándose unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo los perdonó, así también hagan ustedes.” Colosenses 3:13
El guardar rencor o resentimiento contra alguien, es como tomarse un veneno y esperar que sea otro el que se muera.
Vivimos en un mundo lleno de imperfecciones, donde todos nos equivocamos y, en ocasiones, hemos sido heridos, pero también hemos herido a alguien.
Nos vemos visto envueltos en situaciones injustas, que nos han afectado y nos llenado de dolor.
Cuando estamos enojados, resentidos, y no perdonamos, nos llenamos de sentimientos negativos que nos perjudican y nos llenan aún más de dolor, y envenenamos nuestro entorno. El herido, lo que hace es herir.
No es necesario que carguemos este peso sobre nuestros hombros, que no nos deja vivir plenamente. El perdón es una decisión que se toma, dejando libres a quienes hemos cargado como prisioneros. Al perdonar, nos sentimos liberados, descargados, y alcanzamos una paz extraordinaria.
Perdonar no nos hace débiles, ni justifica los actos de las personas. No significa que lo que nos hicieron estuvo bien, si no que queremos cerrar un ciclo, eliminar los sentimientos negativos, dejar de cargar el pasado o lo que sucedió; no podemos controlar el pasado, pero sí nuestra actitud presente y reacciones. Cuando perdonamos nos quitamos un peso, nos desahogamos y nos liberamos de ese sentimiento que estaba contaminando nuestro corazón y nos impedía avanzar.
Decide hoy perdonar, te aseguro que nadie mejor tú mism@ cosechará todos sus beneficios.
Amén!
Dios te bendiga en el nombre de Yeshua Hamashiach Amen
No hay comentarios.:
Publicar un comentario