"Más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley" (Lucas 16:17).
"No olvidaré mi pacto, ni me retractare de lo que ha salido de mis labios" (Salmos 89:34).
"Fieles [seguros] son todos sus mandamientos, afirmados eternamente y para siempre" (Salmos 111:7-8).
Respuesta: ¡Absolutamente no!
La Biblia es muy clara en este punto. Si la ley hubiera podido ser cambiada, Dios habría hecho ese cambio inmediatamente cuando Adán y
Eva pecaron. En vez de eso envió a su propio Hijo a morir en lugar del pecador a fin de pagar la penalidad de la ley quebrantada. Pero el cambio de la Ley era imposible porque los mandamientos no eran leyes similares a las que los hombres promulgan, sino principios eternos reveladores del santo carácter de Dios, principios que estarán siempre vigentes mientras Dios exista.
Note en el cuadro superior que Dios y su ley tienen las mismas características. ¿Comprende lo que esto significa? La ley de Dios (los Diez Mandamientos) es el carácter de Dios expresado mediante una fórmula escrita, de manera que podamos comprenderlo.
Es tan imposible cambiar la ley de Dios como bajar a Dios desde su morada para hacer que él cambe. Jesús vino para mostrarnos lo que es la ley (que es la pauta para una vida santa) cuando se la reduce a términos humanos.
El carácter de Dios no puede cambiar, tampoco puede cambiar su ley, porque ésta es el carácter de Dios expresado en palabras.
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