”Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.“
Hechos 1:4-5
El Señor Jesús prometió y envió al Espíritu Santo a la Iglesia primitiva. Así recibieron ellos poder para ser testigos de Jesús por el mundo (Hechos 1:8).
Nosotros ( la iglesia actual) también contamos con el Espíritu Santo y con Su poder para llevar el amor y la presencia de Dios a dondequiera que vamos.
No te preocupes por lo que ha de decir, preocúpate porque El Espíritu ponga las palabras que salen del corazón de Dios, para glorificarse en ti y a través de ti.
Dios les bendiga.
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