Afanarnos produce una carga mental y emocional que repercute en nuestra salud, y que nos llevan a la inseguridad, nerviosismo, ansiedad y a la amargura.
Preocuparnos nos roba el gozo y detiene nuestro progreso espiritual. Hay que aceptar las cosas que no están en nuestras manos resolver, y entregárselas a Dios, reconociendo que cada amenaza es una oportunidad para crecer y que nuestras debilidades se convierten en fortalezas, cuando dependemos de nuestro Padre Celestial.
Para vencer las preocupaciones y disfrutar de la vida abundante que Dios tiene para sus hijos hay que convertir nuestro corazón y sustituir nuestros pensamientos carnales por pensamientos según Dios, contenidos en su Palabra.
Afanarnos es entrar en la corriente de este mundo, que es antagónica a la fe, porque actuamos conforme a nuestra naturaleza carnal. Aprendamos a descansar y esperar en Dios, vivamos el día a día confiados y convencidos de que El tiene absoluto control de todo lo que pasa en nuestras vidas.
Amén! Lo crees?
Bendecidi día, 🤗🤗🤗
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